El PAN se disfraza de oposición, pero firma como aliado: trueque de magistrados con Morena

Una vez más, el PAN demuestra que su papel en la política nacional no es el de contrapeso, sino el de cómplice bien remunerado. En una jugada digna de los manuales más ranciamente cínicos de la política mexicana, los blanquiazules sellaron un pacto con Adán Augusto López: se reparten magistraturas a cambio de lealtad silenciosa.

Sí, el partido que se rasga las vestiduras hablando de legalidad y democracia ahora decide magistrados a modo… pero solo en sus bastiones, Guanajuato y Querétaro, claro. No vaya a ser que dejen pasar la oportunidad de asegurar terreno antes de que la marea cambie.

Este acuerdo, cocinado en la Junta de Coordinación Política, no es otra cosa que un guiño entre cúpulas: yo te ayudo a mantener tu control, tú me das mi pedazo del pastel. Mientras tanto, la autonomía de los órganos electorales sigue siendo la gran víctima, decorativa y prescindible.

Marko Cortés y Jorge Romero, con la gracia de quien ya se acostumbró a la venta al menudeo de principios, aceptan sin parpadear. Adán Augusto, por su parte, confirma que más que operador político es curador de alianzas desesperadas.

En resumen: en México no hay oposición, hay tarifas.