El día que el Senado se volvió tribunal contra Morena

Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI, utilizó la tribuna del Senado para acusar a integrantes de Morena de tener vínculos con el narcotráfico y de proteger intereses criminales desde el poder.

8/11/20251 min read

El pasado 6 de agosto la sesión en el Senado se tensó cuando Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI, tomó la palabra para acusar directamente a miembros de Morena de sostener vínculos con el crimen organizado. Con un discurso que combinó datos, señalamientos y advertencias, el dirigente priista afirmó que el oficialismo ha convertido a las instituciones en un escudo para proteger a narcopolíticos, mientras criminaliza a quienes se atreven a cuestionar al régimen.

Moreno sostuvo que las evidencias de colusión entre figuras de Morena y redes del narcotráfico no solo son un problema de corrupción, sino una amenaza directa a la seguridad nacional. Recordó que, en diversas regiones del país, el avance del crimen organizado coincide con la omisión —o complicidad— de gobiernos morenistas, lo que, a su juicio, configura una traición a la democracia.

El intercambio en el recinto legislativo no pasó inadvertido: senadores de Morena respondieron con descalificaciones, mientras legisladores de oposición cerraban filas en respaldo al priista. El momento reflejó un Senado fracturado, donde el debate parlamentario se convierte en un campo de batalla por la legitimidad política.

Lo ocurrido en el Senado se inscribe en una estrategia más amplia de Alejandro Moreno para exhibir, dentro y fuera del país, lo que considera una amenaza autoritaria con raíces en la colusión política-criminal. Sus denuncias no solo buscan minar la narrativa oficialista, sino colocar al PRI como el partido que confronta directamente al poder, incluso en los espacios donde Morena tiene mayoría. En un contexto donde la seguridad y la democracia parecen caminar sobre terreno inestable, el líder priista apuesta a que la verdad se imponga sobre el miedo.